La enfermería va a contar, finalmente, con cobertura legal para dispensar determinados productos y medicamentos en los hospitales y centros de salud. La noticia no es nueva. De hecho, el acuerdo con los médicos auspiciado por el Ministerio de Sanidad data de hace varias semanas, pero no conviene dejar en el olvido los espinosos vericuetos que los firmantes tuvieron que seguir para sellar la rúbrica, ni pasar página sin ensalzar antes a los principales héroes que hicieron posible un pacto considerado histórico. El primero, sin lugar a dudas, es Máximo González Jurado. Ya he dicho hasta la saciedad que el ex presidente del Consejo General de Enfermería es de aquellos que pueden perder batallas pero siempre ganan guerras. Y lo hizo, vaya si lo hizo. Tras salir derrotado en un primer combate por la alianza formada in extremis por el entonces presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), Juan José Rodríguez Sendín, y por el ya exministro de Sanidad Alfonso Alonso, González Jurado redobló su esfuerzo en pos de la prescripción: negoció de nuevo con todos los grupos políticos y autonomías, recabó otra vez el apoyo de la oposición y de los consejeros de salud, y convenció de la racionalidad de sus argumentos a los sucesores de Rodríguez Sendín y de Alfonso Alonso. De ahí a su victoria final sólo hubo un paso. No deja de ser curioso que el final de la guerra de la prescripción enfermera haya cogido fuera ya del coso taurino de la Sanidad al gran ganador de la misma y al derrotado ex presidente de la OMC, pero son cosas de la vida. Read more…
Fundador y director del suplemento A tu salud del diario LA RAZÓN