Abril de 2017

El 22 de abril de 2017 el Real Decreto de especialidades enfermeras cumplirá doce años de su aprobación y todavía poco o nada han hecho las comunidades autónomas o el Estado, para crear plazas de especialistas en sus ámbitos de competencia. Y el problema seguirá de forma indefinida si alguien no lo remedia. No existe un escenario claro, en ninguno de los servicios de salud de las comunidades autónomas, que permita a los especialistas enfermeros establecer cuál será su futuro profesional. Si es que convertirse en especialista tiene algún futuro. No es un tema prioritario para las administraciones sanitarias, que juegan descaradamente a crear unidades docentes para formar a especialistas que se convierten en mano de obra barata, de usar y tirar.

Los enfermeros que concluyen su formación cada año son reemplazados por los nuevos residentes, los que sin ninguna esperanza para conseguir un puesto de especialista y obtener la comprensión de las autoridades, se habrán capacitado para nada, para pelearse con los generalistas en una bolsa por una plaza de enfermera/o generalista.

Es posible que, desde la profesión, nos hayamos equivocado al evaluar las necesidades de la población y hayamos optado por establecer un gran “trato social” a cambio de poner a su disposición la excelencia y los conocimientos enfermeros por los que nos paguen. Pero es evidente que los que nos representan, los que nos gobiernan y a los que cada cuatro años elegimos en las urnas, no están dispuestos a establecer ese gran “trato social” con la profesión enfermera.

La situación de las/os especialistas enfermeras/os no es para nada prioritaria en las agendas, y a la vista está, después de 12 años de haberse promulgado el próximo 22 de abril.

Lo repugnante del tema es que en el organigrama del servicio de salud nadie se atreve a establecer el modelo, sea el que sea, para poder avanzar. Tenemos la impresión de que estamos formando especialistas que son un problema y no una necesidad. ¿Es posible ser todavía más insensibles administrativamente a esta cuestión?

Todavía cabe la posibilidad de solucionar el asunto eliminando las especialidades enfermeras para timar, engañar, defraudar y vejar aún más a quienes, tras cumplir con su residencia, acaban teniendo una formación especializada teóricopráctica de seis años, siendo capaces de afrontar la asistencia de sus pacientes de forma competente.

De nada vale argumentar los beneficios que obtendría el Sistema Nacional de Salud si tuviera muchos más enfermeros/as especialistas, porque en la actualidad sólo hay ciegos en el Sistema, esos ciegos que no quieren ver, y ya se sabe que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Por eso el 22 de abril de 2017 habrá que retomar el viejo eslogan de: “Más especialistas más vidas salvadas”.

Fidel Rodríguez Rodríguez

Autor Fidel Rodríguez Rodríguez

Expresidente del Colegio de Enfermería de Ávila y analista de la profesión con una crítica sincera, desde la vertiente sanitaria y universitaria

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