Desafección enfermera

Gracias «señor ministro» por quitarme los remordimientos por la desafección política. Tras la aprobación del Real Decreto de «prescripción enfermera» he podido ver de qué pasta están hechos los políticos que son capaces de tragar y tragar sapos, esos sapos políticos que nos dejan sin aliento. Ha modificado o ha permitido la modificación de un Real Decreto que estaba pactado con todas las instituciones que están implicadas en ello. Nos consta que ha habido más de 80 borradores del proyecto (los transparentes, los que todos conocíamos, y un borrador que se ha redactado en los despachos de la Organización Médica Colegial, que sólo ellos conocían y que el “señor ministro” ha aceptado), algo que sólo ha pasado con este Real Decreto en la historia de la democracia española. Pero ya sabemos que los médicos, una vez más, demuestran que son el centro del Sistema Nacional de Salud y que su poder asusta a un “ministro” y a un Gobierno.

Ya hemos podido comprobar que no es una cuestión de criterio o de palabra, pues el “ministro” carece de ambos: criterio y palabra, algo que se le supone a un ministro, pero ya estamos acostumbrados a que las razones enfermeras sean tamizadas por las obsesiones médicas de poder y de egocentrismo; por tanto, no nos causa rareza. Ya sabemos que ser crítico resulta inútil, aunque esté bien visto, cuando la política no es el verdadero poder y nuestro Estado ya no ofrece respuestas que son necesarias para el SNS, y sí, también para la profesión enfermera. Puede que estemos ante el fin de la era del compromiso, ese compromiso que los enfermeros hemos tenido con el sistema público en beneficio de los pacientes y que creíamos teníamos con los actores políticos por el desarrollo de la profesión enfermera.

Creemos que ha llegado otro tiempo, el tiempo de decir no. Decimos no a su Real Decreto y a su política mediocre y barriobajera, “señor ministro”. Decimos no, porque su sistema
está en crisis y lo que hay que hacer, entonces, es hacer otro, porque el suyo ya no da respuestas a una profesión y a los pacientes a los que atiende. Decimos no, porque se nos ha terminado la paciencia y sus reglas ya no sirven para mejorar el Sistema Nacional de Salud.

Con cosas como estas, “señor ministro”, permítame que no sienta estima por usted y que le castigue a la más absoluta indiferencia por el daño que nos causa y del que tardaremos años en recuperarnos.

Fidel Rodríguez Rodríguez

Autor Fidel Rodríguez Rodríguez

Expresidente del Colegio de Enfermería de Ávila y analista de la profesión con una crítica sincera, desde la vertiente sanitaria y universitaria

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