Educación nutricional y emocional en patologías restrictivas, alergias e intolerancias

 

“La única manera de conservar la salud es comer lo que no quieres, beber lo que no te gusta, y hacer lo que preferirías no hacer.” (Mark Twain. 1835-1910)

 

 ¿Por qué comienzo el post con esta cita tan poco entusiasta? Porque ni más ni menos es lo que sucede a muchos pacientes crónicos, cuya patología va acompañada de restricciones alimenticias. Y somos las enfermeras las que, con educación nutricional y emocional, hemos de hacer que esas carencias las acepten como sus hábitos diarios para tener una mejor calidad de vida.

La enfermera ha de aprovechar la capacidad para influir en las personas, demostrando interés sincero en su desasosiego para saber despertar en el paciente el deseo de empezar la acción.

La enfermera en el adiestramiento nutricional del paciente crónico, ha de transmitirmentalidad de ganar/ ganar,con la actitud de no tirar la toalla, porque la diferencia entre ganar o perder, no son las veces que se triunfa o se fracasa, sino las veces que se continúa intentando conseguir la meta.

Tener mentalidad de ganador es creer en las posibilidades de lograr algo antes de conseguirlo, trabajando con ahínco en un mismo objetivo y seguir confiando en que lo que se está haciendo, es para salvar los obstáculos y conseguir lo que se quiere lograr.

Hay que enseñar a ganar planificando conjuntamente las estrategias de adquisición de hábitos.Hay que enseñar a ganar en colaboración y colaborando. Hay que enseñar a ganar con valores.Según Stephen Covey en The Seven Habits Of Highly Effective People de 1989 (muy recomendable su lectura) las personas altamente efectivas son aquellas que reconocen sus limitaciones y buscan cómo minimizarlas con hábitos; porque lo importante es tener claro lo que se quiere o necesita y buscar cómo hacerlo.

La enfermera educadora en nutrición ha de enseñar al paciente en su modo de alimentarse, porque no  sirve sólo lo que pueden hacer otros profesionales que es dar tablas de alimentos que sí o alimentos que no. Eso es necesario, pero sólo eso, sin más, sería burdo y no sería enfermero. La enfermera de nutrición ha de hacer educación nutricional y emocional, aplicando las técnicas de coaching, trabajando algunas o las once herramientas.

Cuando imparto los seminarios a colegas o a mis alumnos de prácticas, siempre les digo que al comenzar la educación nos vamos a encontrar con lo peor, que es el miedo al cambio del paciente; conlo mejor, que es el trabajo conjunto con el paciente.

Por eso hay que explicarle que COACHING = Formación + Acción + Mejora personal = EDUCACIÓN y que para ese camino de alcanzar la adherencia a tratamiento, tiene a la mejor compañera de viaje, porque ya decía Ortega y Gasset que “quien quiera enseñarnos la verdad que no nos la diga. Que nos sitúe de tal modo que la podamos descubrir nosotros mismos” y ese es el acompañamiento enfermero, esa es la intervención enfermera.

Cuando un individuo tiene restricciones alimenticias, en principio se le cae el mundo encima. Porque no es igual “no comer un alimento o un plato porque no me gusta”, que no “poder comerlo por imposición”,  aunque comprenda que el motivo es porque le puede producir un mal mayor o incluso la muerte. Es por eso que desde el principio vamos a desarrollar unos planteamientos estructurales y emocionales en la educación nutricional y que esos planteamientos, nos van a servir para modificar la conducta alimentaria al paciente e implicando a la familia.

Cada individuo construye el conocimiento en función de sus experiencias previas, sus expectativas, sus creencias, sus valores y con todo eso, es por lo que tendrá que aprender a discernir entre quiero hacer,  debo hacer…..hago, para mejorar así sus indicadores de salud. Y nosotros estamos ahí para enseñarle.

Con la educación nutricional y emocional a estos pacientes, la enfermera siempre actúa con criterio de resultados esperados, en tres niveles: Cognitivos (lo que debe saber). De habilidad (lo que debe hacer). De actitud (lo que llegue a entender para hacerlo suyo).

Así, con estas intervenciones en la manera de actuar, los resultados obtenidos serán: haber adquirido el autoconocimiento; haber incrementado los autocuidados de manera integral; haber conseguido las habilidades necesarias para la reafirmación emocional como mejora de la calidad de vida; haber conseguido los hábitos alimenticios, necesarios para evitar más riesgos en la patología.

Según la RAE, «hábito es el modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias instintivas«. Y es que ya escribió Platón que «la virtud, como el arte, se consagra a lo que es difícil de hacer y cuanto más dura es la tarea, más brillante es el éxito… La edad no ha de ser una traba, pero la conquista debe ser diaria”

Hay tres clases de personas: Los que hacen que las cosas pasen, los que miran las cosas que pasan y los que preguntan qué pasó. Yo soy una enfermera del primer grupo,….. ¿y tú?

Y recuerda siempre que los Cuidados nutricionales son fundamentales y son enfermeros. “Puede existir cuidados sin curación;pero nunca existirá curación sin cuidados” (Madelaine Leininger)

Marilourdes de Torres

Autor Marilourdes de Torres

Delegada de nutrición del CGE; coordinadora del CC de ADENYD, secretaria general de UESCE; pero sobre todo me considero ENFERMERA PRESCRIPTORA.

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