El plan de Sanidad golpea a médicos y farmacias

A pesar de que todavía no hay un Gobierno constituido formalmente, los altos cargos en funciones del Ministerio de Sanidad no parecen andarse con vacilaciones a la hora de mostrar la que será su hoja de ruta durante la próxima legislatura. La vía para dibujarla pasa por la contención del gasto farmacéutico y, más concretamente, por dos herramientas que se dirigen a tal fin: por un lado, el llamado plan de acción para fomentar la utilización de medicamentos reguladores del mercado en el Sistema Nacional de Salud (SNS). Por otro, el “spending review” en materia de fármacos encomendado a la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), cuyas conclusiones preliminares ya se han filtrado convenientemente para pulsar las posibles reacciones del sector.

El compendio de las medidas incluidas en ambos documentos dibuja una Sanidad bastante diferente de la que hay ahora. Tanto, que puede adivinarse sin riesgo de error una revolución encubierta que provocaría cambios sustanciales en el modelo actual sin alterar su verdadera esencia. El principal viene de la mano de la limitación del poder médico al generalizarse la prescripción por principio activo. Si antes eran los facultativos los que tenían en su mano la posibilidad de decidir libremente el arsenal terapéutico que debía recibir el paciente, ahora dicha facultad se limita aún más con el fin de que genéricos y biosimilares se extiendan en las dispensaciones.

Aunque el objetivo último es acotar el gasto público, resulta llamativo el silencio que mantienen al respecto las principales organizaciones médicas, antaño muy críticas con esta delimitación de poder y hoy sumisas ante ella. Su papel, no obstante, queda aún por ver si se generalizan las subastas andaluzas, una medida muy del gusto de la ministra de Hacienda María Jesús Montero, que las implantó en Andalucía, pero que no atrae tanto ni a la titular de Sanidad, María Luisa Carcedo, ni a su antecesora, Carmen Montón. Su extensión golpearía más, no obstante, a las farmacias, que además podrían quedar muy tocadas si finalmente se suprimen los descuentos que les aplican las compañías farmacéuticas: con un crecimiento tan bajo del gasto farmacéutico en primaria, privarlas de esta vía adicional de ingresos supondría un golpe en su línea de flotación y abocaría al cierre de muchas de ellas.

Llama también la atención la línea silenciosa que mantienen al respecto sus representantes, aunque es seguro que intentan frenarla ya entre bambalinas. Los otros posibles damnificados por las medidas en ciernes son los laboratorios farmacéuticos. Semanas después de que aceptaran ratificar un nuevo acuerdo de contención del gasto que les obligará a abonar al Estado todo lo que éste suba por encima del crecimiento del PIB, se encuentran con una batería de iniciativas que pueden poner patas arriba el modelo de vinculación que mantenían con el SNS. Si a ello se añade el endurecimiento en los criterios para autorizar y financiar fármacos, el golpe sería demoledor.

PREGUNTAS CON RESPUESTA

¿Qué conocido periodista está escribiendo las memorias políticas de Celia Villalobos?

¿Qué razones personales impiden que Carcedo esté deseosa de repetir como ministra de Sanidad?

¿Qué joven miembro del PP con bagaje sanitario está moviendo hilos para ser consejero de Sanidad en Madrid en caso de que este partido alcance finalmente el gobierno de la Comunidad?

¿Qué consejero de Sanidad del PSOE despotrica contra algunos homólogos suyos de otras comunidades y dice de ellos que “no tienen ni idea”?

¿Qué representante farmacéutico va con retraso en todas las iniciativas que plantea?

Sergio Alonso

Autor Sergio Alonso

Fundador y director del suplemento A tu salud del diario LA RAZÓN

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