La que se avecina al sector farmacéutico

En la industria farmacéutica y el sector del medicamento cunde estos días una sensación de desasosiego extremo. A priori, la holgura lograda por el PSOE en las generales invitaba a imaginar un horizonte libre de obstáculos para laboratorios, farmacéuticos y distribuidores. Un horizonte en el que el Gobierno no tendría que capitular ante ocurrencias ideológicamente sesgadas de socios chantajistas y en el que podría desarrollarse plenamente el pacto suscrito con Farmaindustria antes de los comicios, lo que reportaría estabilidad a las empresas a cambio sólo de que devolvieran todo lo gastado de más en fármacos con respecto al crecimiento del PIB.

La neurosis que acompaña a la política y los nubarrones económicos que atisba el propio Ejecutivo en funciones están dando la vuelta, sin embargo, a tal idílico pensamiento. El primer cúmulo en el cielo abierto al que miraban extasiados laboratorios y boticarios procede de las polémicas subastas. Como respuesta al PP en Andalucía, que planea suprimirlas, el Gobierno en funciones no descarta ahora situarlas de nuevo sobre la mesa de todo el Estado para imponer su sello ideológico y remarcar que trabaja en pos del ahorro.

La ministra María Jesús Montero, que fue artífice de este perverso sistema de elección de medicamentos cuando era consejera de Salud de la Junta, ha pedido opinión a la Autoridad Fiscal, y ésta le ha dado el visto bueno para una expansión a gran escala que obligaría a los directivos de algunas multinacionales a protagonizar el papelón del siglo ante sus matrices. ¿Cómo explicar en Suiza, EE.UU. o el Reino Unido que lo que antes defendía una región ahora esta lo desdeña, y que lo que antes detestaba todo un Estado ahora éste lo jalea? Una vez más, la imagen de España ante los inversores extranjeros no saldría precisamente reforzada, sino todo lo contrario. El otro gran foco de tormenta que amenaza al sector procede de la actualización del Plan de Estabilidad enviada a Bruselas.

Con una deuda pública que bordea ya el 99% del PIB, un déficit que superará de nuevo este año el 2% y un ejercicio perdido por las elecciones y la ausencia de Presupuestos a efectos de incrementar la recaudación impositiva, el PSOE va a tener que extremar las medidas de ahorro sanitario hasta límites no alcanzados hasta ahora. Además de la ya mencionada posibilidad cierta de que se generalicen las subastas y de una nueva orden de precios de referencia de las medicinas verdaderamente intensa que arañará otro buen puñado de euros a las farmacias, el Gobierno en funciones va a redoblar la presión en los procesos de autorización de moléculas. También quiere acotar los centros que pueden dispensarlas -como las terapias Car-T-, e implementar lo que se conoce como riesgo compartido o pago en función de la eficacia demostrada. Muestras sólo de todo lo que se viene encima.

PREGUNTAS CON RESPUESTA

¿Qué colegio profesional va a asestar un duro golpe a su consejo adelantándose en una medida pionera para la profesión a la que representa?

¿Por qué no les gustan las subastas a la ministra Carcedo y a la ex ministra Montón?

¿Qué ex alto cargo del PP con pasado sanitario va echando pestes de Casado por dejarle fuera de todo puesto de responsabilidad en el partido?

¿Qué presidente colegial planea hacer un duro alegato contra la eutanasia que no va a sentar nada bien al PSOE?

Sergio Alonso

Autor Sergio Alonso

Fundador y director del suplemento A tu salud del diario LA RAZÓN

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