Lo natural ¿moda o tendencia?

Diversas preguntas nos vienen a nuestra mente cuando observamos campañas publicitarias, principalmente de alimentación, que amplían su punto de mira hacia la dietética y suplementación natural hasta el punto de expandirlas a los supermercados y grandes superficies. Paralelamente vemos campañas de publicidad en TV hacia lo natural y lo light proponiéndolo como saludable, al mismo tiempo que aparece el boom de la cocina hecha en casa de modo tradicional como modelo de hábitos saludables, de educación y de cultura popular y tradicional, también como hobby e incluso como profesión.

Me pregunto y quiero compartirlo, ¿por qué lo ancestral  y natural habiendo avanzado tanto en la investigación médico-científica y de enfermería también desde el ámbito de la nutrición y dietética? ¿Por qué el positivismo hacia el holismo en unas décadas? ¿Por qué las bebidas a base de soja, avena, arroz, o la restricción de la lactosa en la leche cuando ya de por si ésta está más que devaluada desde su origen con fórmulas desnatada, semidesnatada, light? ¿Por qué cada vez curiosamente pese a estos avances hay más substancias alergénicas que afectan desde los primeros años de vida? Esto no es subjetivo, es objetivo y cuantitativamente demostrable. ¿Será el invasor o el huésped? ¿Será que hay más substancias nocivas, que nuestra respuesta es menor con un sistema inmunológico castigado, o, ambas cosas?

¿Han cambiado los cuerpos, son las tendencias, la modernidad o nos hemos dado cuenta de que hay un deterioro en las funciones del cuerpo humano como máquina?  Porque de hecho, como mente es evidente que cada vez haya más nerviosismo, más tensión y muy cara la cotización en salud por el cumplimento de los objetivos de trabajo. Hay una diferencia sustancial entre los objetivos como dirección y enfoque prospectivo de los objetivos como resultado, como fin exclusivo en sí mismo para el cual los tiempos de ejecución son diferentes y la carga emocional primero y física como consecuencia después, muy alta. No digamos si nos enfrentamos al fenómeno del “paro”.

Es cierto que la propia evolución tanto de la mente individual como colectiva impulsa cambios que se adaptan al modelo de pensamiento y a la evolución del paradigma dominante. Cambios como aquellos en los que el gótico siguió al románico, la minifalda a la maxifalda y la melena larga de pelo al corte al cero. Son necesidades de exteriorizar cambios, de atreverse a mostrarse como reivindicación y como protesta. ¿Quién no lo ha hecho?, posiblemente solo quien no ha sido valiente de trasgredir alguna norma menor en juventud. Los cambios se hacen siempre necesarios por saturación de un método y una tendencia en un momento determinado. Pero, ¿ocurrirá esto también con la salud? ¿Separamos calidades o acumulamos una y otra tendencia sin comprender ambas?

No parece ser, tanto por la creciente demanda como por la evolución del sector,  sino como por la adquisición de hábitos tendentes a lo saludable con evidencia científica de fondo, quienes poco a poco se abren paso en una sociedad plural y libre. Poco a poco, tanto por las industrias del sector como la consideración de los organismos públicos dispensadores de salud, las aseguradoras privadas que tendrán que ofertar a la carta y otros estamentos, quienes ofertarán ni más ni menos que aquello “que la sociedad demanda” en materia de tendencias en salud.

¿Pero por qué lo demanda? Se oyen voces en contra pero siempre existieron defensoras de lo establecido, unas veces por dificultad de asumir cualquier cambio en sí mismo y otras simplemente porque les funciona bien a los modelos establecidos. Nada que decir. Al fin, como todo, son  rutas neurales aprendidas que nos estancan en experimentar, anclándose en lo que funcionó, no sea que lo por venir acarree problemas.

Sí es cierto que hemos visto en medicina grandes cambios y grandes avances: substituir una válvula cardíaca, filtrar la sangre en una máquina que substituye al riñón, y realizar intervenciones intraútero, sin obviar cambios completos de cara y cuello en cirugía plástica o avances impensables hace unos años, en el terreno del cáncer o el SIDA. No, no podemos menospreciar estos avances. Solo los ignorantes lo harían. Sin embargo, tampoco podemos dar la espalda a la capacidad resolutiva de la naturaleza en cada ser convenientemente escuchada y preservando dentro del autocuidado en salud aquellas normas básicas de responsabilizarse de nosotros mismos a través de la alimentación equilibrada, del aire, del agua, de las plantas medicinales o el correcto descanso.

En muchas ocasiones son verdaderamente resolutivas en especial cuando el perceptor se implica en su propio proceso de salud ayudado y aconsejado por los profesionales multidisciplinarios en ciencias de la salud y no se busca la solución exclusivamente en los profesionales sin atender y responsabilizarse de sus propios hábitos. De hecho, siempre pretendemos estimular la autocuración y el autocuidado en los pacientes, familia y comunidad. Es más fácil que “te traten” farmacológicamente con algún producto “rápido y milagroso” sin implicarse en tu modo de vida, que cuidarse a sí mismo. Por eso la educación en salud es clave y ésta incluye el hecho de alimentarse integralmente de un modo natural, sin obviar la pirámide mediterránea.

Las respuestas farmacológicas, en ocasiones, atendiendo más a la acción que a los efectos adversos y secundarios también pueden acarrear otras complicaciones paralelas o derivadas. Es cierto que a veces hay que correr el riesgo, pero otras bien podrían solucionarse determinados males menores, cuanto menos, con la observación de las normas básicas de la naturaleza propugnadas desde nuestras precursoras, como señalé,  hasta nuestros días de cuyos cuidados  enfermería está siempre en formación.

Estar presente, escuchar al paciente, comunicarse verbal y no verbalmente y desearle bien con intención no eximen del cumplimiento básico de la adherencia a crónicos ni tampoco de la resolución de males menores. Todos somos necesarios y debe de investigarse en todas las parcelas pero no exclusivamente en aquellas cuyos resultados y fines en sí mismos terminen cotizando en bolsa.

Algo tendrá el agua cuando la bendicen…

Ovidio Céspedes

Autor Ovidio Céspedes

Naturaleza y propósito del cuidado natural, integrativo, desde una concepción holística del ser humano: cuerpo, mente y espíritu

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