Compartir es vivir

Por más que muchos vayan de gurús por la vida, en el mundo de las redes sociales, como en otros ámbitos de las Tecnologías de la Información, aún somos unos bebés. No hemos aprendido nada de la vida digital, sólo damos bandazos con el método ensayo-error y vamos aprendiendo sobre la marcha las reglas no escritas, por ejemplo, de las redes sociales.

Recientemente, el auditorio de la Fundación Mutua Madrileña acogió un debate coloquio en el que participaron destacadas figuras del periodismo –elogiables o detestables, según gustos- como Manuel Jabois, columnista de El País; Antonio Lucas y Rubén Amón, periodistas  de El Mundo y colaboradores de radio y TV en distintas cadenas; así como la directora del El Huffington Post, Montserrat Domínguez. Entre muchos temas que salieron a escena, algunos se quedaron enredados en los mimbres de nuestro cerebro de compañeros de profesión.

Un asunto interesante fue la obsesión cuasi enfermiza porque un artículo sea difundido hasta el infinito y más allá en las redes sociales y fue Domínguez quien puso el acento en lo que ahora (en estos momentos, puede que dentro de una semana no sea así) parece que es el parámetro más importante para calibrar el éxito de una noticia. Y no es darle a me gusta o no en Facebook, ni ese gesto tan automático de “retuitear” una noticia. Nada de eso.

Lo verdaderamente significativo es que alguien vea tan relevante el contenido que decida compartirlo en Facebook. Es decir, que veo ante mis ojos algo que me llama la atención por noticioso, significativo, gracioso o ingenioso y decido compartirlo con mis amigos y conocidos. Le estoy concediendo, por así decir, el aval de que merece la pena ser leído. Y como tus contactos se fían de que lo que compartes tiene un valor, lo leerán o visualizarán con atención porque entienden que ha pasado un filtro de calidad, un control de calidad más bien. Si la historia te gusta, harás lo propio y eso, según los especialistas reunidos en ese debate, es lo que barema que una noticia tiene repercusión y no el número de “retweets” o “retuits” del pajarito azul.  Al menos así es hoy, mañana quizá toquemos otra tecla del piano de la incertidumbre.

1 Comment

  1. Marilourdes de Torres
    Marilourdes

    Queridos amigos de la Redacción del Consejo, agradezco mucho esta concisa explicación sobre la realidad del interés de las redes.
    Para las que como yo, no pertenecemos ni a la «f» ni al «pajarito», nos sirve de mucho esta clarísima explicación de los sobredimensionados y sobrevalorados “retuits”….
    Pues eso, que si un blog nuestro gusta y va pasando la bola con el «léelo que está muy interesante» también nos va a ayudar tanto com «el boca a boca de toda la vida». Igual que suceda con los libros o con las pelis.
    Así que os doy las gracias compañeros, porque ya me siento menos decimonónica por ser muy social, pero sin redes……de momento, que nunca se sabe.
    Y seguid poniéndonos a la última.

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