Máximo, genio y figura

Máximo González Jurado dice adiós. Nadie vea en esta tribuna un panegírico ni un tedeum, pese al lugar en el que está escrita, sino un simple gesto hacia un hombre que ha dedicado toda la vida a la defensa de su profesión.

Con el ya expresidente del Consejo General de Colegios de Enfermería he mantenido varios desencuentros a lo largo de mi carrera profesional. Algunos, sonados. Recuerdo, por ejemplo, cuando su corporación decidió concederle a Celia Villalobos la venera de oro en reconocimiento a las medidas que la entonces ministra de Sanidad desplegó en favor de la enfermería. Mis críticas furibundas a ese acto, larvadas por un sentimiento consciente de que la política de la malagueña había sido en general un desastre, enervaron a González Jurado. Fiel a su estilo, el presidente de los enfermeros ofreció, sin embargo, una justificación convincente y el incidente se quedó ahí: en un artículo en prensa duro, sin más. Él tenía sus razones para otorgar el reconocimiento y yo las mías para cuestionarlo.

También las tuve tiesas con Máximo cuando en medio de la nada se descolgó con la prescripción enfermera. ¿Cómo va a recetar este colectivo cuando los que siempre lo han hecho son los médicos?, pensaba entonces. Bastó un almuerzo para que tanto él como su director de comunicación, Íñigo Lapetra, al que nunca podrá pagarle la labor que ha hecho, lograran convencerme de la certeza de sus argumentos. Y, créanme, no es fácil que algo así ocurra. Soy duro de mollera y no suelo apearme del carro en el que me subo, pero ambos lo consiguieron.

Tanto, que desde entonces me he convertido en un ferviente defensor del manejo y dispensación de algunos fármacos y productos sanitarios por parte de un colectivo, el de la enfermería, que siempre ha realizado esta práctica sin contar con paraguas legal para ello. El último incidente fue a cuenta de una empresa de pésima reputación que trató de instalarse en la órbita del Consejo. En un gesto que le honra, Máximo se avino a dar explicaciones. No volví a hablar con él más del tema, aunque confío en que, a toro pasado, haya tomado plena conciencia de la veracidad de las advertencias que le hice sobre el particular.

Máximo ha sido siempre un mal enemigo y un gran vencedor. Pese a los desencuentros, no puedo decir de él más que buenas palabras. Es un Miura que va de frente, inasequible al desaliento y tenaz como él solo: siempre cree en lo que dice y siempre hace lo que cree. Se marcha con muchos hitos a sus espaldas, pero dos los llevará siempre a gala: el Congreso Mundial que se celebró en Barcelona, y la prescripción enfermera. Se va, sin duda, uno de los grandes personajes de la Sanidad española en los últimos 50 años tras colocar a su profesión en lo más alto del pódium.

PREGUNTAS CON RESPUESTA

¿Qué directivo de una patronal sanitaria está moviendo hilos para saltar a otra en el plazo aproximado de un año?

¿Qué dos miembros que trabajan ya en esta patronal están moviendo también hilos para promocionarse en el plazo de un año?

¿Qué personaje con representatividad en el mundo del medicamento es conocido ya en el sector con el mote de “el independentista”?

¿Qué conocido médico está recibiendo una importante ayuda del gerente de un hospital para desplegar sus nuevos proyectos?

 

Sergio Alonso

Autor Sergio Alonso

Fundador y director del suplemento A tu salud del diario LA RAZÓN

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